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EL MAR

Esta mañana luego de caminar una hora por la playa con mis pies descalzos, con mis manos libres, me senté para ver las olas del mar y la blanca espuma que llega hasta donde estoy. Minutos después, el sonido del océano me hipnotiza, cual canto de sirenas; y ahí voy, lentamente me levanto y poco a poco el agua va templando mi cuerpo, primero mis tobillos, mis pantorrillas, el agua llega hasta la cintura y siento como la arena que tocan mis pies se desvanece cuando las olas regresan al mar. Las olas jalan mi cuerpo, yo me dejo llevar, pero aún estoy pisando la playa. Así de paso en paso me adentro hasta que el agua ya esta por arriba de la cintura; me sumerjo en las olas que llegan, paso un tiempo ahí bailando al ritmo del ir y venir de la marea. Mi espíritu comienza a despertar y recuerda lo emocionante de nadar en mar abierto, de estar completamente rodeado de agua salada, de sentir la fuerza y la magia de estar en el mar, de poner todo mi empeño para regresar a la playa al s